El taoísmo reconoce la fluidez de la vida. Nada es permanente, todo cambia y se transforma constantemente. Tai Chi utiliza este principio con sus movimientos fluidos del cuerpo.
El yoga funciona con el mismo principio.
La idea de “Fluir y Dejar Ir” funciona para nosotros cuando podemos aceptar, soltar, dejar de controlar, no luchar, con los cambios que trae la vida.
Esto parece algo natural. Toda la naturaleza y la mayoría de los animales operan sobre este principio y están en armonía con él. Pero debido a que como humanos tenemos libre albedrío, tenemos el desafío constante de dominar la mente. Nuestras mentes son herramientas analíticas, de planificación y de resolución de problemas. Son grandes sirvientes y terribles amos.
La meditación, el Tai Chi, el yoga, la oración y otras prácticas espirituales nos ayudan a aprender a trabajar con la mente y su anhelo constante. La mente, para mantener su existencia, debe estar siempre ocupada. Por eso cuando te sientas a meditar debes darle un objeto con el que trabajar como la respiración, un mantra o una visualización.
Es imposible suspender completamente la mente sin años de práctica. Como dijo el místico indio Ramakrishna, “la mente es como un dinero loco, picado por un escorpión”.
La mente trabaja, se obsesiona, planea, se preocupa, recuerda y desea constantemente. Está en su naturaleza querer el control. Pero es solo una pequeña parte de nuestro ser; no es lo que somos.
Si quedamos atrapados en la reactividad de la mente y permitimos que nos controle, nos encontraremos girando en una rueda interminable de pensamientos y no podremos fusionar nuestras almas con el flujo universal y encontrar la paz.
Se trata de dejar ir las cosas pequeñasy tener una perspectiva más amplia de nuestras vidas. Es más efectivo trabajar con una visión a largo plazo que con objetivos a corto plazo. La urgencia de las metas a corto plazo nos hace sentir que son importantes.
La meditación limpia nuestra mente y es el espejo, la placa reflectante, para que podamos reflejar más rápida y fácilmente nuestro verdadero ser mientras mantenemos nuestra individualidad, nuestros cuerpos, nuestras emociones y nuestras conexiones amorosas con los demás.
Tomarse un tiempo todos los días para la meditación silenciosa es una de las mejores maneras de aquietar la mente lo suficiente como para vislumbrar este nivel de conciencia. Si está en medio de formar una familia, este momento puede ser difícil de conseguir y, en ese caso, la conciencia y la atención consciente son sus mejores herramientas.
Lee las enseñanzas de grandes maestros y filósofos. Practica yoga, Tai Chi u otras actividades de naturaleza espiritual que te ayuden a contemplar tu vida y misión desde una perspectiva más amplia. Cualquier cosa que te ayude a ver tu vida a través de la lente del panorama general te será útil. Además, practicar el estar presente puede llevar tu mente al presente y ayudarte a experimentar el panorama general en lugar de solo pensar en él.
A continuación te dejo una meditación guiada para Fluir
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